Un SSD portátil debe cumplir tres requisitos cuando se viaja: ser privado en caso de pérdida, rápido bajo cargas reales y resistente al calor. Esto se consigue con una sencilla rutina. En primer lugar, cifre una vez, correctamente, para que una unidad extraviada sea solo un pisapapeles. En segundo lugar, utilice cables cortos y certificados para que la conexión no se interrumpa durante la transferencia. En tercer lugar, prepárese para el verano: proteja la unidad del sol directo y de los bolsillos sudorosos que atrapan el calor y provocan ralentizaciones. Añada una verificación rápida y un hábito de copia de seguridad ligero, y podrá importar, editar y entregar archivos sin ralentizaciones inesperadas ni remordimientos por la privacidad.
Cifre primero, desbloquee rápidamente (y recupere si algo sale mal)

Encripta todo el volumen con la encriptación de la plataforma (BitLocker en Windows, FileVault en macOS, LUKS en Linux) para que todos los archivos y nombres de archivo estén sellados en reposo. Utilice una contraseña larga que pueda escribir bajo presión, además de la biometría de su plataforma para los desbloqueos diarios. Guarde la clave de recuperación en un gestor de contraseñas y mantenga una copia impresa sellada en su bolsa de viaje (separada de la unidad). Si alterna entre sistemas, considere dos particiones: un volumen de trabajo cifrado nativo para su sistema operativo principal y una pequeña partición exFAT para las transferencias. Evite el cifrado «blando» a nivel de aplicación, que crea copias duplicadas y sin rastrear; un volumen cifrado es más limpio, rápido y fácil de restaurar. Antes de salir, haga una práctica cronometrada: bloquee, desbloquee y monte cada portátil que pueda utilizar, y luego abra algunos archivos. La confianza supera a la teoría cuando se equilibra un portátil en la mesa de una cafetería a las 11 de la noche.
Los cables cortos y certificados y el puerto adecuado son mejores que las especificaciones de la caja
En los viajes, el cable es un componente más. Utilice un cable USB-C corto con marca e o un cable Thunderbolt certificado (≤1 m) y etiquételo para que nunca se confunda con un cable de «carga» cualquiera. Conéctelo a un puerto que se adapte a su carcasa: USB 3.2 Gen 2 (10 Gbps), Gen 2×2 (20 Gbps) o USB4/TB (40 Gbps). Da preferencia a los puertos traseros de la placa base en los ordenadores de sobremesa y al puerto USB-C/TB de mayor ancho de banda en los portátiles. Evite los concentradores sin alimentación y las cadenas de dongles endebles: las cámaras, las tarjetas de captura y los SSD no deben compartir el mismo bus pequeño. Lleve consigo un cable de repuesto que sepa que funciona bien; la mayoría de los momentos de «unidad muerta» en la carretera resultan ser un cable desgastado. Y siempre expulse antes de tirar: la expulsión segura vacía las cachés y cierra el diario para que su próxima montaje sea limpio.
Empaquetado resistente al calor: mantenga los SSD frescos, secos y alejados de la luz solar directa
El verano mata la velocidad con el calor, no solo con las vibraciones. Los SSD se ralentizan cuando su controlador o NAND se calientan, así que evita los bolsillos estrechos y sudorosos y los salpicaderos de los coches. Utiliza una bolsa resistente al calor: carcasa rígida o semirrígida, exterior de color claro, un poco de espacio de aire alrededor de la unidad y sin forro polar que atrape el calor. Colócalo sobre una mesa, no sobre tu regazo, y deja que la carcasa tenga un poco de ventilación; las carcasas metálicas con aletas disipan el calor más rápido que las de goma. Mantén la unidad a la sombra en los coches y hoteles; si se calienta, déjala enfriar antes de realizar grandes escrituras. Considere la posibilidad de utilizar dos SSD más pequeños en lugar de uno grande: menos calor por unidad, una copia de seguridad si uno falla y descargas paralelas cuando se tiene prisa. Por último, compruebe las temperaturas de funcionamiento nominales de la carcasa antes de un viaje; considérelas como una recomendación para almacenar de forma inteligente, no como un reto.
Flujo de trabajo sobre el terreno: verifique rápidamente, lleve una segunda copia, viaje tranquilo

La velocidad sin integridad es una trampa. Al importar, cree y guarde sumas de comprobación (xxHash/MD5) y verifique después de cada copia; ahora añade segundos y ahorra horas más tarde. Mantenga la regla 3-2-1 en miniatura: copia en el portátil, SSD de trabajo y, cuando haya ancho de banda, un almacenamiento en la nube o un segundo SSD que se guarde en otra bolsa. Alterne las unidades A/B cada noche y etiquételas claramente (Ingesta-A, Trabajo-B) para evitar borrados accidentales. Formatee según su realidad: volumen cifrado nativo para mayor velocidad de edición, una pequeña partición exFAT para entregar a los colaboradores. Deja un 15-20 % libre en los SSD para que las cachés y el nivelado de desgaste puedan funcionar. Una vez a la semana, realiza una comprobación de estado de 60 segundos: copia un archivo grande, comprueba que la velocidad de transferencia se mantenga estable y lee los datos SMART para conocer la temperatura y el desgaste del soporte. Los pequeños hábitos mantienen el rendimiento estable y la recuperación trivial, exactamente lo que quieres cuando estás lejos del estudio.
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